Austria, impresiones de un País
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AUTOR: José Enrique González (www.JoseEnriqueGonzalez.com)
VIENA (Wien):
Llegamos a Viena e intentamos seguir las indicaciones hacia la zona del centro por una gran avenida, llena de coches circulando deprisa en ambos sentidos, y que nos obligan a fijar toda nuestra atención en el tráfico, lo que nos condujo a las afueras de la ciudad. Repetimos el itinerario pasando otra vez por la interminable avenida, Margaretenstrasse, viendo de paso el famoso palacio de Schönbrunn, pero al final del trayecto seguimos sin encontrar el camino adecuado, viéndonos obligados a repetir otra vez más, el acceso a la ciudad. Esta vez tuvimos éxito en nuestro empeño, y encontramos el monumental centro.
Viena es una gran ciudad, llena de grandes edificios monumentales, de grandes parques, de grandes avenidas donde conviven tranvías, coches de caballos y coches modernos, es una ciudad donde se exhiben en la vía pública muchas esculturas, tiene muchos museos de diversas artes, etc.
Es frecuente ver personas ataviadas a la antigua usanza, incluidas rizadas pelucas, ofreciendo entradas y descuentos para asistir a conciertos y obras de teatro, muchas de ellas en espléndidos palacios.
Viena tiene un fuerte carácter monumental y cultural, percibiéndose tanto en sus calles, museos o bibliotecas, como en sus famosos y caros cafés, que constituyen un punto de encuentro para intelectuales de los más diversos temas.
Fue capital imperial hasta la Primera Guerra Mundial, y en ella vivieron personajes tan ilustres y conocidos como Mozart, Beethoven, Strauss, Freud, etc.
En el centro nos encontramos con un edificio con múltiples ventanas, que es el Ayuntamiento, en cuya plaza se puede cenar "picando" en multitud de puestos que ofrecen comidas variadas, acompañadas por la habitual cerveza austriaca.
Próximo al Ayuntamiento se encuentra el edificio de La Opera en el que, para asistir a sus eventos, hay que reservar las entradas de un año para otro.
El edificio de la Universidad es neoclásico y de unas dimensiones impresionantes, destacando dos esculturas denominadas "Los Domadores de Caballos".
Muy relajantes son las orillas del Danubio (Donau), que fluye por la ciudad sirviendo de fuente de inspiración de artistas de hoy y de siempre.
Paseando por la zona antigua vemos una parada de coches de caballo, justo al lado de la Catedral, y observamos unos artilugios que les ponen a los caballos para evitar que los excrementos caigan a la calzada, conduciéndolas a una bolsa que facilita su recogida.
La Catedral, dedicada a San Esteban, está ejecutada en mármoles de dos colores que, conjugados, presenta un aspecto muy armónico.
Muy conocido es el Cristo del dolor de muelas, pues dicen que castiga a los que se ríen de su nombre, con esos inaguantables dolores.
Impresionante es el edificio del Palacio Imperial, hoy residencia del Presidente de la República una parte, y otra fue la residencia (Apartamentos Imperiales) de Sissi y de Fco. José.
Un poco mas alejadas del centro de la ciudad, destacan dos construcciones históricas de Viena: El palacio Schönbrunn y el Belvedere.
El primero es un impresionante palacio diseñado a la imagen
del de Versalles, lleno de historia y de obras de arte.
Sus grandiosos salones acogen en la actualidad, conciertos donde se interpretan las mejores obras, entre las que se incluyen piezas de Strauss y Mozart.
Dicen que este palacio tiene 1.500 estancias y que la superficie total del recinto abarca unas 1.500 Hectáreas, dentro de las que se encuentra el Teatro de Marionetas, el Museo de Carruajes y unos magníficos, infinitos y muy cuidados jardines, con esculturas y fuentes, los cuales recorrimos durante medio día, llegando sólo hasta la mitad de su extensión.
Dentro del gran recinto, se encuentra el zoo más antiguo del Mundo, al que dedicamos un día completo para recorrerlo someramente, por su tamaño y variedad. Contrasta la variedad de fauna, conviviendo las de climas extremadamente calurosos (elefantes, jirafas, leones, hipopótamos, etc.), con otras de latitudes polares. Debido a las bajas temperaturas que en Viena prevalecen en invierno, la parte de animales de zonas cálidas está configurada con la doble función de que en verano los animales pueden estar al aire libre, como en los zoológicos tradicionales, y para cuando la climatología no es tan favorable, los animales tienen acceso a zonas cubiertas, individuales para cada especie y de proporciones suficientes para los tamaños de los inquilinos. Estas zonas pueden ser visitadas desde un circuito interior, constituyendo estas instalaciones, un zoológico cubierto por el interior, y tradicional por el exterior.
En la zona de animales polares, destaca una gran bóveda en la que hay agua y hielo que sirven de habita a cientos de pingüinos de varias especies. La visita es muy cómoda, ya que una banda de un metro de ancha, se desplaza bordeando la bóveda, transportando a los visitantes lentamente todo el itinerario, apreciándose tanto la evolución bajo el agua, como la vida en los hielos, al ser todo de vidrio transparente.
Un gran salón, oscuro, con su perímetro lleno de acuarios con grandes peces, nos sirve para calmar nuestro agotamiento, sentándonos en unos bancos centrales y desde los que se puede contemplar las diferentes especies. Unos llamativos y fuertes ruidos, a modo de lamentos, nos sacan del sopor y la curiosidad nos induce a buscar su fuente. Se trata de dos grandes tortugas, de unos 80 cm. cada una, en la época de celo y en pleno cortejo.
En otra zona de la inmensa parcela ocupada por este palacio, encontramos dos inmensos invernaderos y, a pesar de que en invierno las temperaturas son muy bajas y la nieve lo invade todo generosamente, los invernaderos están repletos de plantas exóticas, uno de ellos, el llamada Palm House, con exuberantes flores de gran tamaño, teniendo en su interior un grado altísimo de humedad y evaporación, conseguido con micro difusores de agua que mantienen un clima tropical.
Para paliar las temperaturas invernales se encuentran equipados con anchos radiadores, en todo el perímetro, de casi un metro de altos.
Caminamos contemplando las diversas especies, desde palmeras hasta grandes cactus, escuchando lejanos cantos de pájaros y el croar de las ranas al pasar por zonas de pequeñas lagunas, por estrechas sendas formadas en esta artificial selva.
También es posible realizar una visita desde otra perspectiva, pues hay unos pasillos de malla metálica, a unos 4 o 5 metros de altura, dando la posibilidad de realizar un circuito próximo a las copas de los árboles, divisando todo el recinto desde arriba.
Debido a ser unas edificaciones realizadas con hierro y cristal, todo el perímetro expuesto al exterior está equipado con lamas móviles, que regulan la entrada directa de luz solar.
Muy parecida es la construcción del segundo pabellón invernadero, aunque este está encargado de mantener un microclima que responda a todo lo necesario para que se desarrolle libremente la cría, evolución y transformación de muchas especies de mariposas, de todos los tamaños y colores, apreciándose todas las fases de su desarrollo y quedamos admirados contemplando sus evoluciones en busca del néctar de las flores, en cuyo camino no dudan en posarse en las personas, a las que están acostumbradas, aunque no a todo el mundo le hace la misma gracia.
Este invernadero es el llamado "La Casa de las Mariposas" y nos gustó mucho esta posibilidad de contemplar toda la evolución de tan frágiles y delicadas especies.
El centro de Viena es muy interesante y es muy agradable pasear por el y hacer las correspondientes compras, para lo que hay que tener en cuenta que las tiendas se concentran especialmente en las zonas peatonales, especialmente en la famosa Kärntnerstrasse, donde se pueden degustar los deliciosos dulces austriacos o comprar uno de sus conocidos abrigos loden.
Así sentí Viena.
Autor: J.Enrique González
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