Rusia. Impresiones de un Pais

Moscu.

 

 

 

JUNIO 2.006.                          AUTOR:  José Enrique González (www.JoseEnriqueGonzalez.com)

 

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 L

A gran ciudad de Moscú, con una población aproximada de 14 millones de personas, situada en la parte europea de la gran federación compuesta por unos 145 millones de habitantes, tiene un clima invernal extremadamente crudo y prolongado, pero en verano, los 35 ºC hacen que las gentes busquen alivio en las numerosas y grandes fuentes repartidas por toda la ciudad.

 

 

   En Moscú conviven los elementos mas floridos de las épocas gloriosas, con otros menos deseables provocados por los cambios económicos.

   Lo que todo turista busca en su primera incursión es la famosa Plaza Roja, roja sinónimo de bella en el ruso de la época, y que existe desde el siglo XIV y que debido a la gran extensión actual, que ronda los 70.000 m/2. se utiliza como centro de reuniones de la población, de cita o como paseo, y, en ocasiones festivas, se hacen espectaculares desfiles militares.

 

        

 

   El la misma plaza, que se apoya en las rojizas murallas del Kremlin, está la conocida tumba de Lenin, sobrio mausoleo granítico visitado por miles de personas del mundo entero que, para acceder al interior, hacen interminables colas soportando estoicamente el calor de esta época.

 

   

 

   También podemos encontrar, como si de la materialización de una fantasía se tratase, la Catedral de San Basilio (s XVI), con sus diez coloridas cúpulas que cobijan a las diez capillas que están bajo ellas.

   El conjunto constituye un alarde de arquitectura creativa e imaginativa sin igual, con una conjunción de colores que la hacen espectacular y única, tanto de día, como de noche cuando se recorta en el azul cielo de la noche.

 

   Delante de la Catedral su ubica un gran monumento compuesto por esculturas en bronce sobre un gran pedestal granítico, dedicado al Ciudadano Minin y al Principe Pozharsky, evidentemente como agradecimiento a una gesta bélica.

 

            

 

   

 

 

   La gran Plaza Roja se llamó en sus comienzos, Del Comercio, y desde 1.893 hasta hoy, enfrente del mausoleo a Lenin y ocupando una manzana de inmensa superficie, se ubica uno de los mayores centros comerciales rusos, los GUM, con unas fachadas dignas de palacios, y una configuración interna a base de calles cubiertas con armaduras y cristal, donde se instalan comercios de las firmas más conocidas internacionalmente, restaurantes, cafeterías, exposiciones, etc. desarrollándose en tres plantas unidas por pasos-puentes y escaleras mecánicas, por donde miles de personas pasan de tienda en tienda o se recrean en las exposiciones que ocupan los espacios libres de sus calles entre el sereno caer del agua de las artísticas fuentes que se sitúan en las intersecciones de las vías.

 

                     

 

   

 

   La gran extensión denominada Kremlin se encuentra definida por altas y rojizas murallas almenadas, y constituye otro de los lugares emblemáticos de la ciudad, en cuyo interior podemos disfrutar de grandes y lujosos palacios, iglesias, museos, catedrales, etc.  

   La palabra Kremlin tiene un significado de Fortaleza y en realidad es como un barrio dentro de la ciudad, donde también se sitúan edificios oficiales, como puede ser el edificio destinado al despacho del actual dirigente del País, al cual vimos en dos ocasiones, en su coche oficial, alemán, escoltado por otros autos equipados con centelleantes luces azules en sus techos.

 

   La importancia cultural de Moscú es conocida por todo el mundo, y así se constata al saber que tiene unos 120 museos y galerías de arte, teatros encabezados por el emblemático de la Opera Bolshoi, que en la actualidad se encuentra en fase avanzada de restauración por los daños sufridos en un incendio, abundantes bibliotecas abarcan toda la ciudad, así como cines, auditorios, etc.

 

   

 

               

 

   Como muestra cultural popular, está el conocido metro, representativo de los mejores momentos económicos, con sus lujosas estaciones iluminadas con grandes y artísticas lámparas de bronce y cristal construidas expresamente para este lugar.

 

 

   Las diferentes estaciones, profundas estaciones pues algunas alcanzan los 90 metros de profundidad y a las que se accede por escalera mecánica de un solo tramo, y en las que es frecuente ver que las personas se ponen a leer en el tiempo que dura el desplazamiento, compiten en arte y decoración.

 

       

 

  

 

   Unas se encuentra repletas de grandes esculturas realizadas en bronce y, normalmente con motivos bélicos, techos decorados con estucos y cuadros, otras poseen numerosos y artísticos mosaicos representando labores del campo o de la guerra, tema que domina toda la vida de la población estando presente en todas las facetas.

 

                   

 

   También hay estaciones decoradas con lujosas, artísticas y coloridas vidrieras emplomadas o grandes cuadros que llegan a ocupar toda la pared lateral, o mosaicos de vivos colores entre granitos y mármoles brillantes que dan la impresión de que la acabaran de inaugurar recientemente.

 

 

   Grandes artista checos, italianos y letones fueron los encargados de la realización de algunas de las decoraciones de estas obras, que comenzaron en 1.932 y que hoy alcanzan casi 300 Km. de recorrido del metro y por el que se mueven unos 12 millones de personas ¡al día!, generalmente muy elegantes y bien vestidas , y que respetan totalmente todas las zonas tanto interiores como exteriores del metro y de otras dependencias, apreciándose la ausencia de pintadas, graffiti, pegada de papeles, basuras, etc. en las zonas de la ciudad que visité.

 

   La grandiosidad de la ciudad, se manifiesta en todos los aspectos y tamaños.   Los palacios son muy numerosos y las conservaciones están al día.   Muy interesante es la Biblioteca Nacional Lenin, instalada en el Palacio llamado Casa de Pashkou.

 

 

   El edificio de la universidad es grandioso y constituye el mayor de los siete grandes rascacielos, construidos con similares características y aspecto, por Stalin, y presenta una torre central con una altura de 240 metros, en cuya cúspide hay una estrella en la que existe una habitación y un observatorio con un peso de 12 Tm.   Se calcula que esta universidad tiene unos 33 Km. de pasillos.

 

 

   La catedral de La Asunción (sXV) es imprescindible de visitar y admirar sus doradas cúpulas así como la profusa decoración interior.

 

   De obligada visita es también la catedral  del Arcángel San Miguel, del siglo XVI, monumento de grandes proporciones y barroca decoración, y donde la paz que reina en su interior sólo se rompe con las palabras de un sacerdote ortodoxo que, incansable, lee las plegarias escritas por los feligreses y dejadas a tal fin.

 

        

 

 

   Especial interés artístico, tiene el Monasterio de Novedevichi donde, además de sus doradas cúpulas, se puede contemplar una exposición de joyas pictóricas y ornamentales únicas, así como un impresionante iconostasio de inmensa altura y belleza, repujado en oro y plata, para enmarcar las imágenes pintadas en las tablas del siglo XII en adelante, y que da paso al altar como en todas las iglesias ortodoxas.

 

              

 

   Lujosas, grandes, pesadas y artísticas lámparas de bronce cuelgan de las bóvedas, y una antigua e histórica pila multicolor, se apoya en los metálicos suelos, que sirven de aislante de humedades y dan fortaleza al desgaste del ir y venir de las personas que asisten al templo.

 

          

 

   De características similares es el Monasterio de Serguievposad, cuyo nombre alude a que fue  la casa de S. Sergio, y que al igual que el anterior, se encuentra rodeado de grandes y cuidados jardines, en los que se encuentran distintas dependencias repartidas por el gran recinto, cada una de las dependencias estaba y algunas están aún, dedicadas a diferentes finalidades.

 

  Estos recintos cercados por murallas y bien protegidos, tenían además del uso religioso, otros como servir para el retiro de las esposas de los zares, con parte de su corte, o, en caso de necesidad, como acuartelamiento militar par la defensa de la ciudad.  

 

            

 

En los límites del recinto del Kremlin, y junto al monumento al Soldado Desconocido, hay otra plaza de dimensiones descomunales en la que cientos de surtidores que se pierden en la lejanía, simbolizan las lágrimas de las madres de los militares caídos defendiendo la Patria, sirviendo en las horas centrales del día, de alivio del calor para  los jóvenes.

    Por la noche todas estas fuentes se iluminan de color rojo y simbolizan un homenaje a la sangre que dichos soldados derramaron.

 

   Bajo esta inmensa superficie dedicada a plaza, fuentes y monumentos, flanqueada en un lateral por esculturas, más surtidores y láminas de agua, se encuentra enclavado otro gran recinto comercial, donde se encuentran establecidas las mas conocidas marcas, principalmente en confecciones.

   Varias calles se entrecruzan con artísticas fuentes adornadas con esculturas, cubiertas por llamativas monteras de cristales de colores, bajo las que escaleras mecánicas conducen a las diferentes plantas que componen el recinto comercial, y por el que innumerable público busca lo más novedoso o se refugia del agotador calor del exterior.

 

    De colosales dimensiones es también el palacio del admirado Pedro el Grande, de majestuosa fachada repleta  de columnas, y en cuyo interior tiene un salón con el techo a unos 20 metros de altura, aunque para guardar la estética del edificio, tiene tres filas de colosales ventanas dando la sensación al mirar el edificio desde el exterior, que se tratan de tres plantas donde en realidad, solo se sitúa el referido salón.    

    

   Igualmente de excepcionales dimensiones es la torre de telecomunicaciones, con sus 540 metros de altura y en la que a bastante altura, tiene un restaurante giratorio que, en la actualidad permanece cerrado por restauración después de haber sufrido un incendio muy difícil de controlar debido a su ubicación.

 

 

   Espectacular es la escultura “faraónica” realizada en bronce y situada en el río Moscota y en la que están representadas tres carabelas, a Colón sobre la mayor, manos al timón y con un pergamino en la que tiene alzada.   Por convenientes razones político-sociales, fue sustituida la cabeza por otra con las facciones de Pedro el Grande y, en la actualidad se alza este monumento de 76 metros de altura, sobre las aguas de los surtidores que lo rodean en el citado río.

 

          

  

   El río Moscota, entorno al que se fundó la ciudad, se encuentra decorado en varios tramos, por fuentes dentro del río y que, con los surtidores de distintas formas y tamaño, decoran el bonito paisaje urbano.

 

   Multitud de elegantes restaurantes y cafeterías ofrecen sus productos en las zonas céntricas, con calidad bastante buena, aunque la lentitud en el servicio es notoria e impacienta al mas resignado turista.   La variedad es extensa y abundante, siendo frecuente la comida típica del cáucaso, sabrosa y generosa, y que casi siempre viene acompañada por una original y consistente sopa, como segundo plato (la de remolacha es muy original en sabor y color).

   Los precios están adaptados al turismo, por lo que suelen ser elevados en restaurantes y tiendas “de marca”, incluso abusivos en el caso del agua mineral, pues 1/3 l. puede llegar a costar 3 €.

   El caviar de esturión es muy bueno, perdurando su sabor intenso bastante tiempo, y debe comprarse en tiendas que ofrezcan confianza, ya que en muchos lugares,  incluidos los restaurantes de los hoteles, ofrecen latas a bajo coste pero suelen ser productos tratados, incluso arroz pintado, que nada tiene que ver con el triple cero de Beluga, el cual se puede adquirir al precio de 1 € el gramo, y que acompañado de vodka helado es un placer inolvidable.

   Muy interesante es el caviar de salmón, que se suele vender incluso a granel, presentando un intenso sabor, paladar muy agradable y su precio puede rondar el tercio del de esturión.

 

          

 

   Sobre las 10 de la noche, aún bastante de día, nos recogen en el hotel para trasladarnos a la estación de trenes donde tomaremos el tren hotel para pasar la noche en un lujoso compartimento para dos, con decadentes cortinaje, espejos con marcos de brillantes maderas, buen aire acondicionado, periódicos en ruso sellados en un paquete de celofán, revistas, botellas de agua y una cena fría donde no falta un pequeño envase de cristal con caviar rojo, de salmón y que nos hace más agradable el pasar la noche para conocer las noches blancas de San Petersburgo donde seremos testigos del momento único del solsticio de verano en el norte.

 

  Así sentí Moscú  

      

 

  

                                                                                            AUTOR:   J. Enrique González

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